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Recuperación más rápida: Al no depender de anestesia o cirugía, el cuerpo se recupera mejor y más rápido.
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Conexión emocional profunda: Muchas madres reportan una sensación intensa de empoderamiento y vínculo inmediato con su bebé.
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Menor riesgo de complicaciones: Cuando se respeta el proceso natural, hay menos riesgo de infecciones o efectos secundarios.
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Producción óptima de hormonas: Como la oxitocina, que favorece el apego y el inicio de la lactancia.
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Mayor protagonismo de la mujer: La madre es la guía del proceso, no solo una paciente.
¿Es para todas?
No todas las mujeres pueden tener un parto natural, y eso también está bien. Hay situaciones médicas que requieren intervención, y la prioridad siempre debe ser la seguridad de la madre y el bebé. Sin embargo, en embarazos saludables, el parto natural es una opción segura y poderosa si se prepara adecuadamente.