El millonario disfrazado de taxista y el devastador secreto de su esposa.

Miraba constantemente alrededor como si esperara a alguien o como si temiera ser vista. Pablo sintió como su estómago se contraía mientras la observaba caminar hacia la parada de taxis. Sin pensarlo dos veces, Pablo arrancó su taxi y se dirigió hacia donde estaba su esposa.

Cuando se detuvo frente a ella, Catarina subió al asiento trasero sin siquiera mirarlo a la cara, algo que Pablo agradeció profundamente. “Buenas tardes”, dijo Pablo, disfrazando su voz para hacerla más grave y con un ligero acento que había estado practicando. ¿A dónde la llevo? Catarina le dio una dirección que Pablo no reconoció inmediatamente. Estaba en un barrio residencial de clase media, muy diferente al exclusivo sector donde vivían.

Mientras conducía, Pablo observaba a su esposa por el espejo retrovisor tratando de descifrar su expresión. El tráfico estaba pesado esa tarde, lo que le daba más tiempo para estudiar a Catarina. Ella parecía nerviosa, revisando constantemente su teléfono y arreglándose el cabello. Llevaba puesto un vestido que Pablo no reconocía, uno que definitivamente no había visto en su armario, y sus joyas eran diferentes a las que usualmente elegía.

¿Es la primera vez que va a esa dirección? Preguntó Pablo tratando de sonar como un taxista curioso, pero sin levantar sospechas. Catarina levantó la mirada del teléfono por primera vez. Desde que había subido al taxi. En el espejo retrovisor, Pablo pudo ver sus hermosos ojos verdes, los mismos que se había enamorado tantos años atrás, pero ahora había algo diferente en ellos, una mezcla de ansiedad y culpa.

No, respondió ella suavemente. Voy allí regularmente. Pablo sintió como si le hubieran dado un puñetazo en el estómago. La confirmación de que esto no era algo nuevo, sino una rutina establecida. hacía que la traición fuera aún más dolorosa. ¿Cuánto tiempo llevaba esto sucediendo? ¿Cómo había sido tan ciego? Debe ser un lugar especial entonces, comentó Pablo luchando por mantener la conversación.

Casual mientras su mundo se desmoronaba por dentro, Catarina guardó silencio durante varios minutos y Pablo pensó que no respondería. Pero entonces, para su sorpresa, ella comenzó a hablar. Lo que salió de sus labios fue algo que Pablo jamás esperó escuchar. Sí, es muy especial, dijo Catarina, su voz cargada de una emoción que Pablo no pudo identificar inmediatamente.

Es donde voy a ver a alguien que que significa mucho para mí, alguien que mi esposo no conoce. Pablo apretó el lunes volante con tanta fuerza que sus nudillos se pusieron blancos. Aquí estaba la confesión que había temido, pero que necesitaba escuchar. Su esposa estaba admitiendo su aventura a un completo extraño, a un taxista que no tenía idea de quién era ella realmente.

“¿Su esposo no sabe sobre esta persona?”, preguntó Pablo, su voz casi quebrándose a pesar de sus esfuerzos por mantener el disfraz. “¿No? Respondió Catarina mirando por la ventana. Y si se enterara, creo que lo destrozaría. Las palabras de Catarina resonaron en la cabeza de Pablo como campanas fúnebres. Ella tenía razón, se sentía completamente destrozado.

Pero lo que más le dolía no era solo la traición, sino el hecho de que ella parecía estar consciente del daño que le causaría. Y aún así continuaba con su aventura. ¿Por qué no se lo dice?, preguntó Pablo, sintiendo que caminar por esta cuerda floja emocional mientras conducía era la cosa más difícil que había hecho en su vida. Catarina suspiró profundamente.

Un sonido cargado de tristeza que Pablo conocía bien. Era el mismo suspiro que daba cuando tenía que tomar una decisión difícil, el mismo que había dado cuando decidieron tener hijos, cuando Pablo propuso expandir el negocio a otras ciudades, cuando enfrentaron las crisis familiares del pasado, porque él no lo entendería.

dijo finalmente, “Mi esposo es un buen hombre, pero hay partes de mi vida, de mi pasado, que él nunca ha querido conocer realmente. Siempre ha preferido la versión perfecta de mí, la esposa ideal que encaja en su mundo exitoso.” Pablo sintió como si hubiera recibido otra bofetada.

¿Era eso cierto? Había sido tan absorbido por su imagen de la familia perfecta que nunca había realmente conocido a su esposa. Comenzó a repasar mentalmente sus años de matrimonio, buscando pistas que hubiera pasado por alto. “Tal vez él querría conocer esas partes de usted si le diera la oportunidad”, sugirió Pablo, luchando contra el impulso de quitarse la gorra y los lentes y confrontar a su esposa directamente.

No lo creo”, respondió Catarina con una tristeza palpable en su voz. Él está concentrado en su trabajo, en su éxito, en mantener la imagen perfecta de nuestra familia, que no tiene tiempo para las complicaciones. Y esto, esto sería una gran complicación. Mientras navegaba por las calles hacia el destino misterioso, Pablo se dio cuenta de que esta conversación estaba revelando mucho más de lo que había esperado.

No solo estaba descubriendo la aventura de su esposa, sino que también estaba viendo un reflejo doloroso de sí mismo como esposo. El barrio al que se dirigían era tranquilo. Hola, espero que estés disfrutando de este video. Estoy un poco curioso y me gustaría saber desde dónde estás viendo este video y también qué hora es ahora donde estás.

Gracias por ver esta historia con casas modestas pero bien cuidadas, jardines pequeños y calles arboladas. Era un mundo completamente diferente al de las torres de cristal y los restaurantes de cinco estrellas donde Pablo pasaba la mayor parte de su tiempo. Estamos cerca, anunció Catarina interrumpiendo los pensamientos de Pablo.

¿Puedo preguntarle algo? Dijo Pablo, sintiendo que esta podría ser su última oportunidad de entender antes de llegar al destino. Esta persona la hace feliz. La pregunta sorprendió a Catarina, quien miró hacia el espejo retrovisor para estudiar al taxista que le hacía preguntas tan personales.

Por un momento, Pablo temió que lo hubiera reconocido, pero ella simplemente sonrió con una mezcla de tristeza y ternura. “Sí”, respondió simplemente. “Me hace recordar quién era antes de convertirme en la esposa perfecta.” Esas palabras se clavaron en el corazón de Pablo como dagas. Había sido tan controlador, tan absorbente, que había hecho que su esposa perdiera su identidad.

¿Era él villano en esta historia? Aquí es, dijo Catarina cuando llegaron a una casa pequeña pero acogedora, con un jardín delantero lleno de flores coloridas y una cerca blanca que necesitaba una nueva mano de pintura. Pablo detuvo el taxi y se giró ligeramente tratando de ver mejor a Pinto, dónde iba su esposa sin revelar su identidad. Catarina le pagó la tarifa y agregó una generosa propina.

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