John se congeló. Su corazón latía con fuerza mientras miraba el mensaje. De repente, las lágrimas silenciosas de Emily cobraron sentido, pero no de una manera que estuviera listo para aceptar. ¿Qué podía significar esto? ¿La estaban acosando? ¿La estaban descuidando? ¿O algo peor?
El conductor de autobús que había en él quería registrarlo como un objeto perdido y seguir adelante, pero el padre que había en él, el ser humano que había en él, sabía que no podía. Esto no era solo una lonchera olvidada. Era una petición de auxilio.
John llevó la nota en el bolsillo de su chaqueta todo el día, incapaz de concentrarse. Después de su ruta matutina, generalmente volvía a casa a tomar un café antes de regresar para la recogida de la tarde. Pero ese día, condujo directamente a la oficina de transporte del distrito y pidió hablar con la consejera escolar.
La consejera, la Sra. Reynolds, era una mujer tranquila y profesional de unos cincuenta años. John colocó la nota en su escritorio, explicando lo que había visto en las últimas dos semanas. Ella leyó las palabras temblorosas, su rostro se tensó.
«Hiciste lo correcto al traer esto», dijo. «He notado que Emily ha estado más callada de lo habitual, pero no había visto nada como esto».
Acordaron no sacar conclusiones precipitadas. La Sra. Reynolds dijo que hablaría con Emily discretamente esa tarde. Aun así, John no podía quitarse de la cabeza la imagen de la niña limpiándose las lágrimas cada mañana. Decidió vigilarla un poco más durante el viaje a casa.
Esa tarde, cuando Emily subió, John la saludó más cálidamente de lo habitual. «Hola, Emily. ¿Cómo te fue el día?».
Ella sonrió levemente pero no respondió. Se deslizó en su asiento habitual, agarrando su mochila con fuerza contra su pecho. Mientras el autobús avanzaba hacia su vecindario, John observó su reflejo en el espejo retrovisor. Sus nudillos estaban blancos contra las correas de su mochila.
Cuando llegaron a su parada, Emily dudó en la parte delantera del autobús. Parecía que quería decir algo, pero no podía. Luego se fue, cabizbaja.