- Rigidez matutina que mejora con el movimiento.
- Dolor de cadera al caminar, subir escaleras o levantarse.
- Dificultad para calzarse los zapatos, agacharse.
- Sensación de roce o crujido en la articulación.
- Dolores referidos a la ingle, muslo o rodilla.
- Fatiga muscular, problemas de equilibrio, dolor nocturno o sensación de calor en la cadera .
Buenas noticias: puedes vivir con una cadera desgastada
No es necesario esperar a sentir un dolor intenso para actuar. El diagnóstico temprano puede retrasar la progresión del desgaste y mejorar la calidad de vida.