Descubrí que mi esposo planeaba divorciarse, así que trasladé mi fortuna de $400 millones una semana después…

Descubrí que mi esposo planeaba el divorcio, así que trasladé mi fortuna de $400 millones una semana después…—EPISODIO 3

Al principio nada extraño, pero cuanto más revisaba, más cosas descubría. Cartas, teléfonos desechables, tarjetas de visita que nunca había visto. No tomé nada. Solo tomé fotos. Y antes de irme, hice una última cosa: puse una pequeña cámara oculta detrás de una fila de libros. No se daría cuenta.
Era diminuta y la luz estaba apagada. Sigue pensando que soy la misma mujer que le confió todo. No tiene ni idea de que ahora lo estoy observando. No tiene ni idea de que lo estoy escuchando. Que siga pensando que estoy a oscuras. Es justo donde quiero que mire mientras yo saco a la luz todo lo que intenta ocultar.
La cámara que puse en su oficina funcionó mejor de lo que esperaba. La mayoría de los días no había nada importante, solo él escribiendo, hablando por teléfono o enviando correos. Pero una noche, sucedió algo que lo cambió todo. No sabía que la cámara estaba encendida cuando llegó su amigo. Cerraron la puerta, sirvieron bebidas y empezaron a hablar como si no tuvieran nada que ocultar. Lo observaba desde mi portátil.
Sentado en otra habitación, con los auriculares puestos. No esperaba gran cosa hasta que oí mi nombre. Thomas levantó su copa y dijo: «La voy a dejar limpia en el juzgado». Su amigo se rió y preguntó: «¿Seguro que no se defenderá?». Thomas sonrió. No tiene ni idea. Mi abogado lo está preparando todo.
Vamos a filtrar pruebas falsas de que me engañó: mensajes, fotos, todo. En cuanto los medios lo sepan, no tendrá ninguna oportunidad. Se derrumbará antes siquiera de que entremos en el juzgado. Tenía las manos frías mientras escuchaba. No era solo un divorcio. No era alguien que dejaba un matrimonio. Era alguien que intentaba destruirme. Me senté allí y escuché cada palabra. No lloré.
No entré en pánico. Simplemente observé. Cada segundo de esa grabación mostraba la verdad. No le importaba el amor ni la justicia. Quería destrozarme y creía que podía hacerlo fácilmente. Cuando terminó el video, guardé el archivo e hice una copia. Luego se lo envié a mi abogada. Sin mensajes ni preguntas. Me llamó unos minutos después.
Su voz era firme, pero percibí un tono cortante. Dijo: «Podemos empezar ahora mismo». Yo dije: «Hazlo». No queríamos que lo viera venir. Así que el primer paso no fue nada grande ni ruidoso. Usamos una empresa fantasma, algo pequeño, nada que llevara mi nombre. Esa empresa presentó una demanda contra uno de sus proyectos empresariales.
No estaba directamente relacionado con el divorcio, pero fue suficiente para golpearlo donde más le dolía. Lo sentiría en su billetera antes de siquiera saber qué estaba pasando. Sabía que se confundiría cuando cayera sobre su escritorio. Sabía que intentaría averiguar quién estaba detrás, pero no adivinaría que era yo. Todavía no. A la mañana siguiente, preparé el desayuno como siempre. Puse su plato en la mesa, le serví café y le pregunté cómo había dormido. Sonrió y dijo: «Como un bebé». Yo también sonreí. Que disfrutara de su paz por ahora. Que se sintiera seguro, que se sintiera listo. Creía que podía mentir, planear y quitarme todo sin que lo atraparan. Pero yo tenía la verdad en mis manos. Tenía sus palabras, su plan, su rostro grabado, riéndose de lo fácil que sería.
Él aún no lo sabe, pero el juego ya ha empezado. Y esta vez, él no tendrá el control. Me desperté temprano esa mañana. No estaba nerviosa. Me sentía lista. Todo estaba planeado. Cada llamada, cada transferencia, cada nombre de la lista. Había esperado suficiente, y ahora era el momento de actuar.

EPISODIO 4

Leave a Comment