Estos primeros roles le dieron visibilidad, pero Sally tenía claro que su meta era conquistar también el cine. La infancia de Sally no fue sencilla, creció enfrentando situaciones difíciles que fortalecieron su carácter y la impulsaron a encontrar en la actuación una vía de expresión.
Con el tiempo, su esfuerzo rindió frutos: en el año 1979 obtuvo su primer premio Oscar por Norma Rae, interpretando a una trabajadora comprometida con la justicia laboral, cinco años después, su talento volvió a ser reconocido con un segundo Oscar por su papel en Places in the Heart.