Cuando un multimillonario sorprendió a su ama de llaves bailando con su sordo…

Ethan dio un pequeño paso hacia adelante.

Alia aplaudió con fuerza, con alegría, pero solo oyeron la vibración. Sin embargo, la sonrisa en su rostro era tan contagiosa que Ethan saltó del taburete y dio un paso hacia ella.

Un minuto después, ambos chicos estaban a su lado. Torpes, torpes, pero vivos.

Por primera vez en mucho tiempo, verdaderamente vivos.

IV. El Momento que Cambió el Corazón

Bailaban. No bailaban realmente, se movían lo mejor que podían. Alia dio vueltas con ellos, levantando sus manos, demostrando los gestos sencillos que su madre le había enseñado: el ritmo de su corazón, el ritmo de sus pasos, el ritmo de la vida.

Noah rió primero. Fue una risa silenciosa, pero tan sincera que parecía más fuerte que cualquier canción.

Ethan se unió, aplaudiendo al ritmo de las vibraciones.

En ese momento, la puerta de la cocina se abrió.

Alia no vio a William de inmediato. Pero cuando lo vio de pie en la puerta, se quedó paralizada. Se quedó paralizado, como si un disparo le hubiera atravesado el pecho.

Sus ojos, cansados, vacíos, vidriosos, miraban a los niños como si los viera por primera vez.

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