Corazón sin permiso

Capítulo 4. Panqueques Caídos y el Espejo de la Verdad
Un día, Valentina fue al café donde solían reunirse sus nuevos conocidos voluntarios. Pidió té y una mujer de unos cincuenta años se sentó a su lado.

“Oí hablar de ti por Natasha”, comenzó la desconocida. “Dijo que eras fuerte”.

Valentina sonrió y asintió, y entonces, para su sorpresa, oyó hablar de Boris. La mujer le contó cómo su marido la había traicionado una vez y cómo eso había cambiado sus vidas por completo. La historia era similar; no exactamente la misma, pero con el mismo dolor. Valentina observaba y

Mal: La traición no es el final de la historia si una persona comprende el precio de la vida y comienza a pagarlo no con venganza, sino con la creación.

Mientras tanto, los rumores sobre Boris llegaban a sus hijos: el hijo llamaba a su padre con una severidad que rara vez usaba:

“Traicionaste a mamá. ¿Qué quieres ahora? ¿Volver cuando todo esté arreglado?”

Boris se quedó sin palabras.

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