Lena siempre tuvo un plan claro: jubilarse a los 45 años, y el país a los 50, y empezar a vivir por sí misma. Después de todo, ¿por qué agotarse con el trabajo cuando sus hijos ya son adultos y su situación económica le permite relajarse? Sus ingresos duplicaban los de su marido y poseía varios depósitos bancarios. Lena sólo podía vivir de los intereses de estos depósitos.
Sin embargo, la realidad resultó ser otra. Ahora tiene casi 50 años, pero los hijos, aunque ya mayores, siguen dependiendo de ella. Rara vez llaman, y si Lena llama ella misma, a menudo se enfrenta a su irritación. En el trabajo, le dieron responsabilidades para dos, y la frase “No puedo hacerlo sin ti, Elena Viktorovna” la obliga a no rechazar la carga de trabajo y el salario adicionales.
Resultó que a la secretaria del jefe le pagan lo mismo que a Lena por traer té y café.
En cuanto a su marido, por las noches, después del trabajo, Lena pasa de ser una mujer exitosa a una ama de llaves común y corriente, después de haber escuchado críticas dirigidas a ella porque la cena no es tan sabrosa como antes.
Lena sirve a todos, pero nadie le sirve a ella. ¿Por qué pasó esto?
Lena sospechaba que las raíces del problema se remontaban a la infancia. Sus padres siempre trabajaron duro y ella creció con su abuela, que cuidaba dos dachas. Recibió una dacha de sus padres y la otra como herencia de los parientes de su marido. Las dachas estaban muy lejos y para conseguir comida teníamos que viajar en autobús, tren o caminando.
Lena y su abuela llevaban pesadas bolsas de manzanas y ciruelas, que sus padres ni siquiera comían. Estaban demasiado ocupados…
Ahora se pregunta ¿por qué no vendieron ni alquilaron las dachas en aquella época? ¿Por qué la abuela trabajó tan duro en la casa de campo, arrastrando consigo a su nieta?
En aquella época, era costumbre valorar el trabajo y la cosecha, en lugar de esforzarse por deshacerse del lastre y ganar dinero.
La abuela vivió hasta los 93 años, quizás gracias a que llevaba una vida activa al aire libre en lugar de mirar televisión.
Lena se llamó a sí misma un “trapo” en el espejo y dijo que era necesario cambiar la situación. Pero su subconsciente le susurró que otros lo pasaban aún peor: sin trabajo, sin marido, parientes enfermos, sin hijos. Por eso, debes agradecer lo que tienes y seguir “girando como una ardilla en una rueda”.
¿Pero es posible salir de este círculo vicioso?
Los psicólogos así lo creen.
¿Cómo empezar a respetarte a ti mismo? Es importante comprender dónde lo utilizan las personas y dónde realmente necesitan ayuda. Los hijos adultos pueden empezar a cuidar de sí mismos, el marido puede preparar la cena y el empleador puede cambiar.
El primer paso hacia una nueva vida es dejar de ayudar donde no es crítico. A menudo no rechazamos peticiones porque tememos las consecuencias: podemos ser juzgados por indiferencia o egoísmo. Pero a veces es necesario darles a sus seres queridos la oportunidad de afrontar los problemas por sí solos.
Tales cambios pueden causar insatisfacción, pero con el tiempo quienes lo rodean comprenderán que no puede cargarlo con nimiedades. Aprenda a respetarse a sí mismo más que a los demás y esto le ayudará a establecer relaciones armoniosas consigo mismo y con los demás.
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