Una mujer de pie lejos de una mesa | Fuente: A mitad del viaje
Me levanté tan rápido que la silla casi se cae.
“¡Rachel!”, dije, ladrando desde el otro lado de la mesa.
Mi hija de 16 años parpadeó inocentemente.
“¿Qué, papá?”, Preguntó.
Corrí hacia su lado de la mesa del comedor, que estaba cubierta con los adornos navideños en los que Amelia había estado trabajando desde el amanecer.
“¿Qué se te ocurrió para darle eso?”, grité.
Levanté la caja como si fuera una prueba en la escena de un crimen.
Rachel se cruzó de brazos y puso los ojos en blanco como si yo fuera la que no fuera razonable.
“Fue sólo un regalo. Dios, ella es tan sensible, papá”.
Primer plano de hombre enojado | Fuente: A mitad del viaje
“¿Crees que eso es gracioso, Rachel? ¿En serio?”, pregunté en voz baja.
Se encogió de hombros y se llevó un bocado de pavo a la boca.
“Ella necesita relajarse. Es sólo un sostén”.
No podía creer lo que estaba escuchando. Mi esposa, que había recibido a Rachel en nuestra casa con los brazos abiertos a pesar del clima frío que había recibido durante años, había pasado días haciendo que la Navidad fuera especial, solo para recibir una bofetada así.
Amelia había gastado miles de dólares en los regalos de Navidad de Rachel, dándole el neceser de maquillaje que llevaba meses pidiendo, el bolso de diseñador que quería y el par de Doc Martens con girasoles.
¿Y para qué?
¿Ser tratado así?
“Lo hiciste a propósito”, le dije, sacudiendo la caja hacia él. “Pensaste que sería divertido burlarte de ella. Después de todo lo que ha pasado, este es un nivel completamente nuevo, incluso para ti”.
Rachel se burló.
“No es tan malo”, dijo.
“Sí, lo es”, dije, con los puños cerrados a los costados. “Y lo sabes”.
Cuando Rachel se dio cuenta de que no iba a dejar pasar esto, su actitud cambió. Ella se puso a la defensiva, fingiendo ser la víctima.
“No es mi culpa que esté tan tensa. Todo el mundo actúa como si ella fuera frágil o algo así, papá. Estaba enferma, pero ya no está enferma. Ella está bien ahora”.