Cada vez que el esposo regresaba de un viaje encontraba a su esposa lavando las sábanas — pero cuando instaló una cámara oculta y descubrió la razón, cayó de rodillas llorando…-DIUY

—Hoy te volví a extrañar…
Perdóname por no haber podido conservar al bebé aquel día…
Me equivoqué, lo siento… por favor, no te enojes más conmigo…

Ethan se quedó sin palabras.
Las lágrimas le llenaron los ojos mientras escuchaba los sollozos de su esposa.

La mujer que había dudado, la que temía que lo traicionara,
en realidad abrazaba cada noche la vieja camisa de su esposo,
imaginando que él seguía allí a su lado,
hablándole para llenar los días vacíos y solitarios.

Las sábanas estaban mojadas cada noche, no por el pecado de una infidelidad,
sino por las lágrimas de una esposa que todavía amaba en silencio,
que extrañaba a su hijo no nacido y soportaba la soledad.

Ethan se cubrió el rostro con las manos; la culpa lo ahogaba.
Comprendió que mientras él solo pensaba en el trabajo,
la mujer en casa seguía manteniendo vivo el calor del hogar con su amor inquebrantable.

A la mañana siguiente, Ethan no viajó más.
Regresó a casa antes de lo previsto, sin avisar.

Mientras Lily lavaba la ropa en el patio, él se acercó en silencio
y la abrazó por detrás, apretándola con fuerza.

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