Apenas unos minutos antes de que llegaran nuestros invitados, mi esposo me miró de arriba abajo con desprecio y me llamó “cerda gorda”. Contuve las palabras en mi garganta… pero lo que hice después lo dejó completamente sin habla.

Después de aquella cena, cuando los invitados se marcharon y mi esposo cerró la puerta con el aire satisfecho de quien cree haber dominado la situación, yo ya no era la misma. No se trataba solo del insulto. Era la acumulación de años de comentarios pequeños, miradas despectivas, bromas disfrazadas de humor. Esa noche comprendí que si no hacía algo, seguiría encogiéndome ante él hasta desaparecer.

Me acosté a su lado como siempre, pero no dormí. Pensé. Analicé. Observé cada rincón de mi vida que él había terminado invadiendo. Y entonces diseñé un plan, simple pero firme: recuperarme a mí misma sin anunciarlo, sin pedir permiso, sin explicaciones.

A la mañana siguiente, me levanté temprano y fui directo al gimnasio del barrio. No para adelgazar —aunque él seguramente lo interpretaría así— sino para reconectar con mi cuerpo, para sentirlo fuerte, para recordarme que era mío. Las primeras semanas fueron duras: el sudor, las agujetas, la falta de hábito. Pero cada día sentía una chispa de orgullo que hacía mucho no experimentaba.

También cambié mis rutinas: comencé a comer mejor, a beber más agua, a caminar, a ordenar mis horarios, a recuperar mis amistades. Empecé terapia sin contárselo. Por primera vez, hablaba con alguien que me escuchaba sin juzgarme, que me daba palabras claras donde él solo dejaba desprecio.

Y mientras yo hacía todo ese trabajo silencioso, él se iba irritando. No soportaba que saliera más, que sonriera más, que me arreglara sin preguntarle qué le parecía. Notaba su incomodidad cuando me veía servir mi propia porción de comida sin justificarme, cuando elegía mis vestidos sin esperar su opinión.

—Últimamente estás rara —me dijo una noche, frunciendo los ojos—. ¿A quién intentas impresionar?

—A nadie —respondí, mirándolo fijamente—. Estoy impresionándome a mí.

Leave a Comment