Al cambiar el pañal de mi nieto corrí al hospital. La doctora dijo: Si llegas un poco más tarde…

El informe preliminar muestra hematomas en diferentes etapas de cicatrización, agresiones repetidas en días distintos. No fue una caída ni algo que pasó solo hoy. Cerré los ojos un instante. Ya me lo imaginaba. Lo que necesitamos ahora, continuó, es entender quién estuvo con Tomás en esos periodos. Usted mencionó depresión postparto, llanto constante. ¿Alguna vez sospechó de alguien? Mi impulso inmediato fue decir, “No, pero la frase de Lucía, tengo miedo de lo que puedo hacer, no salía de mi cabeza.

No quiero cometer una injusticia”, respondí. Pero quien pasa más tiempo con él es la madre y ella está muy enferma y muy sola. Él no comentó, solo asintió. E la investigación está empezando. Pero hay algo seguro. La prioridad es que Tomás no vuelva al mismo entorno sin que sepamos exactamente qué pasó. Esa noche no volví a casa. Dormir no dormí. Me quedé en la butaca dura al lado de la cuna, escuchando los pitidos de las máquinas. En la oscuridad, una pregunta no dejaba de dar vueltas.

¿Hasta dónde podemos comprender el sufrimiento de un adulto cuando el cuerpo marcado es el de un bebé? Los días siguientes fueron un bucle de café horrible, olor a desinfectante y formularios. Tomás siguió en observación. Por suerte, los estudios mostraron que no había daño neurológico grave, pero los moretones contaban otra cosa. Herrera aparecía todos los días, a veces solo cruzaba el pasillo. Otras se sentaba conmigo unos minutos y hacía preguntas cortas. Una tarde entró al cuarto con una tablita en la mano.

“Señora Elena, ¿podemos hablar un momento?”, preguntó en la sala de familiares. Marcos había ido a casa a bañarse. Lucía no estaba en el hospital. Dijo que necesitaba descansar un poco. Fui con el detective a una sala pequeña con sofá y máquina de café. se sentó frente a mí, encendió la tablet y dijo, “Ya hablamos con vecinos, portero, pediatra, y revisamos las cámaras del edificio. El estómago se me encogió.” Giró la pantalla hacia mí. En la imagen, el pasillo del piso de Lucía y Marcos, la puerta del departamento, el ascensor, las escaleras.

Herrera dio play. Esto es de la semana pasada. 2 de la mañana, explicó Lucía. Aparece saliendo del departamento con Tomás en brazos. Incluso sin sonido, se ve que él llora mucho. Ella está en una camiseta vieja, el cabello desarreglado, caminando rápido. En vez de tomar el ascensor, baja por las escaleras. Corte a la cámara de planta baja, Lucía caminando de un lado a otro, visiblemente irritada. En un momento sostiene al bebé más lejos del cuerpo. La boca se mueve rápido, luego lo aprieta contra el pecho con demasiada fuerza.

No había audio, pero casi podía escuchar. Cállate, cállate, cállate. Extendí la mano y pausé el video. Oh, basta. Day más, dijo suave, pero no es necesario que vea cada detalle. Cambió de pantalla. Ahora eran capturas de un celular. Bebé de dos meses. No para de llorar que hacer zarandear hace daño de verdad. Síndrome del bebé sacudido. Síntomas como lastimar sin dejar marca hematomas en bebé despiertan sospecha. Las fechas eran de las últimas semanas, casi siempre de madrugada.

Es el teléfono de Lucía”, explicó. Ella autorizó el acceso pensando que mostraría preocupación, pero el conjunto de búsquedas complica todo. Me quedé pegada al respaldo de la silla y Marcos pregunté tratando de no temblar. Están seguros de que él en los horarios en que los médicos calculan que se produjeron parte de estas lesiones, Marcos estaba en el trabajo o en trayecto con registros de entrada y cámaras, respondió, “No estamos diciendo que sea perfecto, pero los indicios de agresión directa apuntan a otra persona.

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