Un padre soltero de dos pequeñas niñas se despierta para preparar el desayuno. Para su sorpresa, todo ya estaba listo.
La vida como padre soltero es un torbellino infinito de responsabilidades y emociones.
Mis dos pequeñas niñas, de cuatro y cinco años, son mi todo. Desde que mi esposa nos dejó, alegando que era aún joven y quería explorar el mundo, he asumido la carga tanto de la crianza como del sustento.
Cada mañana es una carrera contra el tiempo para vestirlas, alimentarlas y llevarlas a la guardería antes de ir al trabajo.
El cansancio es una compañera constante, pero sus sonrisas y risas compensan todo.
Pero recientemente ocurrió algo extraño que desvió completamente mi agitada rutina.
El secreto del desayuno
Era una mañana como las demás. Como de costumbre, me desperté cansado y agotado y comencé el ritual habitual de preparar a mis hijas.
Fuimos a la cocina, donde esperaba verterles leche sobre los cereales.
Para mi sorpresa, tres platos con pancakes recién hechos, mermelada y frutas estaban listos sobre la mesa. Mi primera reacción fue de incredulidad. Me preguntaba si había preparado el desayuno mientras dormía.
Busqué rápidamente por la casa, pero no había nadie. Mis hijas, aún somnolientas, no parecían entender realmente mis preguntas sobre la misteriosa comida.
Simplemente disfrutaban de los deliciosos pancakes con alegría inocente. A pesar de la extrañeza de la situación, corrí al trabajo, incapaz de sacar de mi mente los extraños eventos de la mañana.
La sorpresa en el jardín
El día de trabajo pasó como en una niebla. Mis pensamientos volvían continuamente a los pancakes y a la casa vacía. Me dije que debía haber sido un episodio único, tal vez un lapsus de mi memoria.
Pero cuando volví a casa esa noche, me esperaba otra sorpresa. El jardín, que había descuidado debido a mi apretada agenda, había sido recién cortado.
El césped estaba cortado de manera ordenada y los bordes eran perfectos. Parecía que un jardinero profesional había trabajado allí.
No podía considerar esta coincidencia. Alguien me había ayudado, pero ¿quién? ¿Y por qué lo había hecho de manera tan misteriosa? Mi curiosidad había sido despertada y sabía que debía descubrir quién era este benefactor misterioso.